A costa de punche y coraje
(entrevista a Jorge Acosta realizada por Jorge Miyagui el 20 de junio del 2006 en el Centro Cultural El Averno)
Entrevistamos a Jorge Acosta, más conocido como el “Negro Acosta”, Director del Centro Cultural El Averno, músico profesional, miembro del legendario grupo Del Pueblo, ex - militante comunista, promotor de conciertos históricos como Rock en Río Rímac y Rock – Acho, y el más guapetón del barrio. De su historia, sus ideas, sus rabias y sus esperanzas nos cuenta Acosta en una insólita entrevista.
J.M.: Una vez me dijiste que para ti el rock peruano no existe…
J.A.: Existen grupos peruanos que hacen rock. Si un grupo inglés toca huayno, no lo llamaríamos “huayno inglés”, serían grupos ingleses que tocan “huayno peruano”. Siempre en el Perú los jóvenes que empiezan en la música han mirado primero hacia fuera, nunca hacia adentro. En eso los medios de comunicación influyen mucho: aquí la gente que escribe siempre dice: “tal grupo es excelente porque se parece a tal grupo”. La idea de los jóvenes es parecerse a los grupos de afuera y esa directiva la dan los intelectuales, la gente que trabaja en los medios, gente que saca libros y que siempre gana algo con el rock nacional. No solo se da en la música, se da en todo: la falta de identidad. Para construir el futuro necesitas conocer tu pasado. El presente se construye con lo mejor del pasado.
J.M.: Sin embargo hay una vertiente en el rock nacional que sí ha dialogado con otras formas musicales locales, me refiero a El Polen, Del Pueblo, La Sarita, Los Mojarras. ¿Encontrarías ahí la línea de lo que se podría llamarse Rock Peruano?
J.A.: Sí, para calificar algo de auténtico tiene que tener valores o raíces en el lugar donde se da. La corriente de lo que vendría a ser el Rock Peruano viene de los años 70, dos o tres grupos que hacían fusión: El Polen, Traffic Sound, Telegraph Avenue… estos dos últimos tocaban en inglés pero le metían algunas cosas de ritmos andinos.
J.M.: ¿Cómo empezaste tú en esto de la música?
J.A.: Yo vengo de los años 70, hemos estudiado juntos desde el colegio con gente de Los Yorks. Estábamos en la banda de música con Walter de Paz, primera guitarra de Los Yorks y el negro Pablo Luna, que vivía en el Rímac primero y después se fue a Ancón. Una amistad de años, paraba con ellos en las matinales, fiestas, reuniones. Estuve muy cerca de la movida del rock de esos años.
J.M.: ¿Y quienes eran tus referentes musicales en esa época?
J.A: Varios: The Kinks, unos grupos italianos, etc. Después vino la onda de los Beatles, la psicodelia, que siempre escuchábamos. Pero yo siempre pensaba cómo podíamos hacer una cosa más auténtica, más peruana. Tuvimos un grupo de rock con amigos del barrio, se llamaba La Tropa Loca y sus Zanahorias Verdes. Después a uno de ellos, Franco, lo llevé a Del Pueblo, era guitarrista y lo transformé en charanguista.
J.M.: ¿Y cómo conoces a Piero Bustos, vocalista de Del Pueblo?
J.A.: Del 79 para el 80. En esa época yo pertenecía a la juventud del Partido Comunista Patria Roja. Allí conocí primero a Richard Silva, a Enrique Ráez, el verdadero Ráez. Ese pata sí era compositor. Un extraordinario músico del Rímac, tío de Rafo Ráez, ha fallecido hace unos tres años en Brasil. Ha escrito obras de teatro, de música, etc.
J.M.: ¿Del Pueblo se forma como parte del aparato de Patria Roja?
J.A.: Claro. Todos los integrantes éramos miembros del Partido. En esa época Patria Roja era grande y los dirigentes siempre bajaban a las bases, barrios populares para hacer trabajo político y la idea era tener un grupo musical político partidario. Así nació Del Pueblo y no sé por qué Piero niega ese origen y cuenta como que todo empezó en Matute.
J.M.: ¿Será porque todos iban a ese barrio?
J.A.: Sólo Piero y Richard Silva. Yo iba a cachar nada más. Pero los ensayos eran en el local del Partido.
J.M.: Pero yo he escuchado las primeras canciones de Del Pueblo y no parecían obedecer a directivas partidarias…
J.A.: Es que en el grupo ha habido varias divisiones. La primera división fue entre Enrique Ráez y Richard Silva. Yo la razón se la doy a Ráez. Acordábamos tocar en un mitin tres temas de Ráez y tres temas internacionales. Y en el escenario Richard no respetaba los acuerdos y terminábamos tocando sólo un tema de Ráez. Arriba no podías discutir pero tocábamos con cólera. Entonces Ráez se quita y yo hablo con Piero y quedamos en que Ráez tenía la razón. Al final yo soy el único que se quita con Ráez y Piero se va con Richard.
J.M.: Pero han seguido tocando juntos ¿no?
J.A.: Es que después el grupo se distanció y en el Partido otra vez nos encontramos, un poco que se relajó la vaina, Richard me convocó, yo en esa época estudiaba en el Conservatorio, tenía ganas de tocar, terminé exámenes finales y me metí al grupo. En esa época llamaron también a Ángel Urdániga, ahora profesor del Colegio Salesianos, y también tuvo problemas con Richard y se salió.
J.M.: ¿Había una directiva del Partido sobre cómo debían ser la producción musical o eran totalmente libres?
J.A.: No, sólo tocábamos la Internacional y después huaynos como Flor de Retama. La única directiva era la de hacer un grupo que toque temas comprometidos.
J.M.: ¿Por qué se separan de Patria Roja?
J.A.: Después de ensayar en el local del Partido, nos dieron un local en Malambito con Moquegua. Yo era el responsable y tenía total libertad para hacer las cosas que tenían que ver con arte. Yo dirigía los talleres y tenía mucha ascendencia con los artistas y los amigos. Siempre hemos tenido libertad, no nos abrimos por divergencias ideológicas sino que el grupo empezó a tomar un poco más de vuelo pero nunca hemos dejado de tocar con ellos, pero ya no orgánicamente.
En mi caso fue porque les presenté un proyecto para hacer un gran centro cultural y destinaron el dinero a otra cosa. Quería hacer lo que todos los partidos hacen: tratar de aglutinar jóvenes e ir cogiendo a los mejores para que puedan integrarse al trabajo político. Yo les propuse algo como el Averno pero en grande, una empresa con equipos de grabación, cine, vídeo, etc. Había plata, me dieron una oficina en Miraflores, carro, todo, pero al momento de darnos el billete para el proyecto se echaron para atrás. No dejaron que las nuevas ideas tomen posición, eran mezquinos.
J.M.: ¿No volviste a militar en otra organización?
J.A.: No. Soy militante del Averno. ¿Cómo voy a militar en dos sitios?
J.M.: ¿Cómo empezó esto del Averno?
J.A.: Con Del Pueblo siempre hemos sido censurados, toda la vida. Cuando recién salió La Noche en los 80, fui a hablar con Manuel Luna, en esa época tocábamos “Coche bomba”, “La rebelión se justifica”, “Aplastados por el tiempo”, etc. Manuel nos dijo: “Esas canciones no, toquen Escalera al Infierno”. Yo me asé y desde ahí nunca he tocado en La Noche, en cambio Piero sí tocó allí. La gente ya sabe que cuando yo tomo una decisión la tomo.
Nos han censurado en varios otros sitios: en las radios, etc. Entonces pensaba en tener un lugar donde los jóvenes puedan venir y mostrar sus trabajos, decir lo que sienten, tener voz. En el 97 alquilamos esto, en el 98 empezó a funcionar hasta ahora, que ya son ocho años. Aquí todos los que han querido tocar han tocado, por aquí han pasado la mayor cantidad de grupos: los que han aparecido, los que han desaparecido, los que ahora son famosos, los que no. Y así en Pintura, teatro, etc.
J.M.: ¿Y el trabajo del Averno con la comunidad cómo lo ves?
J.A.: Es difícil porque lo que prima es la ignorancia de la gente. Hay mucha gente que lo bueno lo ve malo y lo malo lo ve bueno. Ellos prefieren que haya ladrones, drogadictos, prostitutas ha que haya un centro cultural. Otros sí prefieren un centro cultural y erradicar la prostitución, la drogadicción, etc. Siempre nos han respetado.
J.M.: Tú has participado en un montón de movidas históricas del rock peruano, una de esas fue Rock en Río Rímac. ¿Cómo sucedió?
J.A.: La cultura oficial siempre ha tenido apoyo pero la cultura subterránea no. En Brasil hicieron un concierto que se llamó Rock en Río, en el 84. Aquí hicimos uno nosotros: Rock en Río Rímac. Yo trabajaba en la Municipalidad del Rímac en esa época, cuando haces bien las cosas el Partido te destaca, fui a trabajar en cultura con Juan Villanueva que era alcalde y otros camaradas. Pero como los regidores eran de Izquierda Unida, a la hora de proponer y debatir en la Asamblea de Consejo, se oponían. Esos huevones creían que tocar guitarra eléctrica era imperialismo yanqui. No entendían y ahora cuando me ven me saludan, se acuerdan de Rock en Río Rímac.
Así hasta que lo aprobaron, convocamos, abrimos la puerta a todos los estilos: Narcosis, Leusemia, Guerrilla Urbana, César N, Miki González, Del Pueblo, Tercera Oficina, Kranium, Masacre, todos.
J.M.: Yo pensaba que durante los 80, entre los punks y los metaleros había una rivalidad fuerte.
J.A.: Ese era el problema. Yo les dije: “Aquí todos tenemos que aprender a soportarnos, entonces hemos decidido que tocan tres punks, tres rockandroll, tres metaleros. Todos pero de tres en tres”. En cambio ellos querían tocar por bloques: todo punk, después todo metal, etc. Queríamos una visión más integradora. Si querían tocaban, sino no, todos tocaron. Fue en la calle: en la esquina de Tarapacá con la Capilla. Gente como mierda. Un día entero y desde temprano. Terminó a balazos.
J.M.: ¿Cómo terminó a balazos?
J.A.: A las 12 de la noche había un montón de gente y llegaron dos carros de Land-Rovers con policías, seguro los vecinos se quejaron. Justo en ese momento estaba tocando Narcosis “Sucio Policía” y todo el concierto empezó a gritar “Sucio Policía, Sucio Policía” a los tombos. La canción duró como una hora, los tombos agarraron y empezaron a disparar al aire. El carro entró hasta casi el escenario y la gente se abrió. “Pelo parado” y todos salieron arrancados. A pesar de tener permiso de la Municipalidad los tombos se metieron. Lo agarraron a Rubén Suárez, lo llevaron al Servicio de Inteligencia. Yo me escondí como un mes.
J.M.: ¿En qué otras movidas así estuviste?
J.A.: En Rock – Acho también, se hizo en la Plaza de Acho. Dalmacia Ruiz Rosas le puso el nombre. Hicimos una cosa más profesional para que los grupos toquen con verdaderos equipos, con los que nunca en su puta vida habían tocado. Conseguimos dinero, yo conseguí la Plaza de Acho en un convenio con la Municipalidad, pero no podía estar metido en cuestiones de negocio por mi cargo. Entonces le dije a Franklin Jáuregui: “Tú te vas a poner allí compadre pero esto lo estamos haciendo la gente del Partido, así que mitad para el partido, mitad para la gente que ha chambeado”. “Ya” dijo. A mí me saca pica que después, en su revista Esquina saque: “A 20 años de Rock- Acho” como si él lo hubiera hecho. Después vino el Gobierno Municipal del APRA y todo se fue a la mierda, esos son salvajes, no creen en nada. Igual mandaron a la mierda lo de la Carpa Teatro.
El APRA era una mierda, tenían el ejército y el comando Rodrigo Franco. Yo en esa época hacía trabajo político. Yo no sé cómo no nos han matado, Piero dice lo mismo porque hemos sido frontales. Han metido preso a la mayoría de nuestros amigos, a mi casa se han metido, me han detenido, hemos tenido que ayudar a gente, etc.
Una vez en un concierto en la Concha Acústica del Campo de Marte nos rodearon los militares, entraron y nosotros estábamos tocando. Nos juntamos como una bola y salimos todos juntos, nos apuntaban mientras caminábamos como bola hasta la puerta, salimos hasta que llegamos a la esquina y volamos.
En el Rímac también hacíamos teatro en las calles. En los 80 existía el Motín, se presentaban más de 100 grupos de aquí de Lima. Con Barrantes, una vez al mes se cerraba La Colmena y toditito era arte y teatro. Yo era parte del equipo de chamba, por eso me dieron un quiosco aquí en la primera cuadra de Quilca.
En esa época hacía conciertos en la calle. Mira lo que dice esta agenda de 1988: “Viernes 18 de Noviembre: primera salida a tocar en la calle con equipo eléctrico, percusión. Piero, Jorge, Toño1, Toño2. Poesía: Roger Santibáñez y Dalmacia Ruiz Rosas. Quilca 6 pm. Tocada histórica por ser callejera con el apoyo de la pollería Don Alejandro y Gato Nuevo, dándonos corriente”. Después el huevonazo de Paco en el libro de Daniel F dice que él descubrió Quilca.
Hay una mancha en la que está Daniel F., Malca, Pedro Cornejo, Willy Jiménez. Toda esa mancha trata de ocultar todo lo que la gente que hace fusión hemos hecho. Desde la época del 81 que aparecieron las dos vertientes: la del rock-punk y la de la fusión. Pedro Cornejo nunca ha nombrado al Averno. A Del Pueblo lo nombra no como una corriente sino como un grupo más. No habla de la proyección histórica en cuanto a la identidad, ahí pierden. Entonces Rafo Ráez habla bien de Pedro Cornejo, Pedro Cornejo habla bien de Daniel F., Daniel F habla bien los otros dos, los tres hablan bien de Oscar Malca y Oscar Malca habla bien de todos ellos.
J.M.: ¿Siempre te interesó hacer fusión?
J.A.: Primero hice rock, pero para hacer fusión hay que hacer antes música totalmente nativa y nos metimos a hacer sicuri, ayarachi, etc. Hatarisun se llamaba el grupo, esto es antes de Del Pueblo. Por eso Piero miente cuando dice que a él se le ocurrió hacer fusión, estas agendas son la prueba de que yo propuse hacer fusión pues anteriormente ya lo estaba haciendo con Franco, el charanguista que yo llevé al grupo Del Pueblo. Yo ya estaba aburrido de hacer folclore y huayno. Richard Silva y Piero nunca dicen eso. Yo llevé al primer bajista y al primer baterista al grupo.
Mira aquí en esta otra agenda: “Le sugerí a Franco hacer un arreglo a la canción de Kallamachu, en la segunda parte que experimentara un punteo que esté fuera de la melodía pero que tenga que ver con el trabajo armónico y sin perder el sentido de folclore. El acompañamiento iba a ser igual con el mismo golpe y compás, solamente que con la guitarra tenía que improvisar. Eso que íbamos a hacer representaba un avance y a la vez una nueva forma de interpretar el folclore, es decir, tratar de hacer nuestro propio folclore según nuestra época y el siglo en que vivimos y de esa forma crear una nueva canción”.
Estaba planteando meterle pastilla al charango, cosa que era un pecado. En la Cabaña tocamos sicuris con batería. Por mi madre, no te miento. Con Del Pueblo yo mismo llevé el charango a ponerle pastilla donde el negro Rigo, nadie usaba esa vaina. ¿Tu crees que después de hacer eso no voy a proponer a Del Pueblo hacer fusión? Y Piero no dice eso, no reconoce lo que he propuesto, pero en su conciencia le debe remorder todo.
Pero yo siempre tengo aquí estos cuadernos, apunto porque nada me cuesta comprar un cuaderno y apunto como si fuera un acta. No es una vaina intelectual, apunto no más: “me reuní con Miyagui, hablé tal cosa, nos reímos, etc.” Cuando yo escribí todo esto no sabía que iba a existir Del Pueblo.
J.M.: Pero tú sigues tocando con Piero…
J.A.: Es que es mi mujer pues.
J.M.: ¿Cómo ves el futuro de la escena subterránea?
J.A.: No pasa nada, no hay esencia. Si aquí la mayoría es andina. Lo que predomina acá es la música tropical andina, acá la mayoría no es rock. Y cuando salen grupos como Gaitán Castro, esos nos tienen como referentes a nosotros, ellos nunca usaron teclados, batería, bajo eléctrico. Nosotros fuimos los primeros, somos los Sex Pistols de esos huevones.
J.M.: ¿Y Kilowatt?
J.A.: De mi barrio es, vivíamos a tres cuadras. Tocaba rockandroll con su grupo Kola Rock. En esos años había buenos grupos, todos tocaban parejo. El tema era la actitud, no la virtuosidad. El punk lo que niega es el virtuosismo. En los 70 grupos como Pink Floyd, Led Zeppelín, etc. Tenías que ser músico para tocar allí y los punks nacen negando todo eso, qué virtuosismo ni nada, la vaina es la actitud. No sabes tocar guitarra, no importa, toma y agarra. No sabes tocar batería, no importa, toma y agarra. Toca no más compadre y a la mierda. Lo que valía de los grupos era la autenticidad y la extracción de clase y también lo que decían. O sea Eutanasia era muy diferente a G-3. Unos tenían los mejores equipos, otros unas huevadas todo hasta las huevas.
J.M.: ¿Cómo fue la relación entre la música y la política en la movida subterránea?
J.A.: Lo que más primó fue la anarquía y los anarquistas siempre han estado en contra de todo y de lo que era organización política. Renegaban de los políticos, el congreso, todo. No construían ninguna opción orgánica ni siquiera musical porque todo era actitud. Pero en la vida no todo puede ser actitud por eso no crecieron y hasta ahora están divididos.
La otra vez me crucé con José Galicio de GJ-Records y me dijo: “negro, el rock nacional ya se fue a la mierda, voy a vender todas mis cosas”. Dice que todo ha comercializado y cuando el comercio se apodera de la situación se va a la mierda. Cuanto tienes cuanto vales, cuando trabajas por el billete ya es otra cosa.
J.M.: ¿Por qué crees que se da ésta crisis?
J.A.: Es que estas últimas generaciones no creen en nada. Por ejemplo los jóvenes tienen razón en no creer en la Iglesia, curas que paran cachando, cosa que no es malo pero lo que si es malo es la hipocresía; después la policía corrupta, los poderes del Estado son corruptos, no hay nada y los jóvenes no creen en nada. Los que están vinculados a la creación artística de alguna manera están influenciados por el entorno donde viven. Son dos generaciones incrédulas. Imagínate: tener otra vez un presidente ladrón.
J.M.: ¿Cómo has vivido los procesos de politización y despolitización de los sentidos de vida durante los 80 y los 90?
J.A.: He sentido un regreso de los jóvenes a creer en la política, en algo. Gente que conozco chibolos han estado apoyando a Humala.
J.M.: Pero eso reduce lo político a lo electoral. ¿Están construyendo alguna propuesta orgánica?
J.A.: No, pero se empieza cuando recobras la esperanza en algo. Hay gente que está hasta las huevas y cree en dios. Para mí dios no existe ni tampoco te va a solucionar nada, pero a partir de la creencia en dios hay mucha gente que ha mejorado. Ellos creen que dios les ha hecho cambiar pero son ellos mismos los que han cambiado, han recuperado valores, chambean. A no creer en nada yo creo que es mejor creer.
J.M.: ¿Qué proyectos tienes ahora?
J.A.: Como he estado trabajando como 5 años en Brisas del Titicaca he aprendido a tocar muchos instrumentos de viento, música de las comunidades, etc. Quiero hacer música electrónica contemporánea conservando la línea melódica tradicional. Es al revés de lo que planteaba hace años que era cambiar la línea melódica conservando la base. Eso lo puedo hacer solo porque en la computadora lo hago todo.
J.M.: ¿Qué te parece la fusión que hace Miki González entre la música nativa y la electrónica?
J.A.: No pasa nada. Esa vaina va a sustentar lo que siempre he dicho: Miki González nunca ha hecho nada. Los sicuris que salieron en su concierto tocan conmigo. A esa melodía tradicional el pata le ha puesto sonidos raros encima, lo mismo hace con los Ballumbrosio, etc. Donde va la ola ahí esta él, siempre ha hecho así.
Mi pata que es hincha de la música africana me enseñó un cd y todo era igualito a lo que hacía en la época de Akundún. Cuando yo me metí a hacer fusión estuve 8 años tocando sicuris, tuntunas, etc. Es distinto de traer a los que tocan, hacerlos tocar y encima meterle cualquier cosa.
J.M.: Mi padre tiene un LP de “Del Pueblo del barrio”, le doy la vuelta y no están entre los músicos ni tú ni Piero…
J.A.: Karen Bernedo está haciendo la historia del grupo. El otro día vino y estábamos Piero y yo. Karen nos hizo la misma pregunta y le dije a Piero: “Habla pues, ¿lo expulsamos a Richard Silva del grupo o no?” Porque siempre habla cosas que no son. Y Piero tuvo que aceptar que sí lo expulsamos porque Richard siempre quería ser el director y nosotros no aceptábamos eso. Después Richard comenzó a vender el cuento de que había división en el grupo, como si el fuese la mitad del grupo. Pero ahora Piero ya ha dicho la verdad y está grabado, porque antes siempre se hacía el huevón.
Nosotros sacamos a Richard en Asamblea, porque éramos gente de izquierda y todo lo decidíamos democráticamente. Entonces Richard Silva se fue y buscamos otro charanguista. Al mes vino “Chupete de leche” Alfredo Rossel y nos dice: “Oye, Richard Silva está grabando los temas del grupo Del Pueblo con los músicos de Miki González, que le ha prestado a los músicos.” Y efectivamente Silva había grabado temas de nosotros, del Polen, de Arturo Ruiz del Pozo. No solo nos cagó a nosotros sino a varios. Orgullo Aymara es del Polen, lo iban a sacar y sin decirle nada al Polen, Silva lo grabó. Gregorio es de Arturo Ruiz del Pozo y lo hizo para la película Gregorio, sin decirle nada grabó e hizo su LP. Piero juró nunca más tocar con ese huevón por desleal, después cuando vino Silva de Europa, después de 10 años, volvió a tocar con él. Piero es traidor.
Cuando nosotros fuimos a la Apdayc a reclamar nos dijeron: “¿qué más quieren?”. Esto porque la empresa disquera CBS les rompe la mano a esos huevones. Esa es la entidad que defiende los derechos del autor y el compositor: tú vas a reclamar por algo que han grabado sin consentimiento y te dicen “¿qué más quieres? Vas a ser conocido”. Esos conchasumadres son así, una cagada. Toda la vida han sido una mafia: robar, cobrar y no pagar a los autores.
J.M.: ¿Y Saycope?
Es la contraparte, la gente son más camaradas, gente de izquierda. Ahí está Manuel Acosta Ojeda. El Apra le quitó el Poder y se lo dio a los otros huevones.
J,M.: ¿Cómo defines tú la relación arte y política?
J.A.: Cuando el arte tiene contenido es político. Desde que agarras un instrumento como la quena o la zampoña que a pesar de los 500 años, se sigue tocando es porque es un instrumento de resistencia. Los españoles cuánto hubieran querido que desaparezcan pero no han podido. Desde que tú agarras ese instrumento ya eres un subversivo. Claro que hay forma y contenido. Depende del “para qué”. No vas a comparar un tema de nosotros con uno de Miki González. De repente él puede tener mejor técnica pero en lo que uno dice y hace, la propuesta es totalmente diferente. Todo lo que es folclore no es revolucionario, hay temas reaccionarios.
J.M.: Tus palabras finales…
J.A.: El proyecto del futuro tiene que ser colectivo, manejar la reciprocidad, el intercambio. Rescatar lo mejor que nos han dejado nuestros antepasados: aquí no existía la moneda, las casas no tenían puertas. Los españoles han traído las puertas conchasumadres para esconder todo lo que se robaban. Imagínate esa moral elevada, el respeto a la tierra. Ahora los jóvenes no respetan a la tierra, la que nos da el combo.
(entrevista a Jorge Acosta realizada por Jorge Miyagui el 20 de junio del 2006 en el Centro Cultural El Averno)
Entrevistamos a Jorge Acosta, más conocido como el “Negro Acosta”, Director del Centro Cultural El Averno, músico profesional, miembro del legendario grupo Del Pueblo, ex - militante comunista, promotor de conciertos históricos como Rock en Río Rímac y Rock – Acho, y el más guapetón del barrio. De su historia, sus ideas, sus rabias y sus esperanzas nos cuenta Acosta en una insólita entrevista.
J.M.: Una vez me dijiste que para ti el rock peruano no existe…
J.A.: Existen grupos peruanos que hacen rock. Si un grupo inglés toca huayno, no lo llamaríamos “huayno inglés”, serían grupos ingleses que tocan “huayno peruano”. Siempre en el Perú los jóvenes que empiezan en la música han mirado primero hacia fuera, nunca hacia adentro. En eso los medios de comunicación influyen mucho: aquí la gente que escribe siempre dice: “tal grupo es excelente porque se parece a tal grupo”. La idea de los jóvenes es parecerse a los grupos de afuera y esa directiva la dan los intelectuales, la gente que trabaja en los medios, gente que saca libros y que siempre gana algo con el rock nacional. No solo se da en la música, se da en todo: la falta de identidad. Para construir el futuro necesitas conocer tu pasado. El presente se construye con lo mejor del pasado.
J.M.: Sin embargo hay una vertiente en el rock nacional que sí ha dialogado con otras formas musicales locales, me refiero a El Polen, Del Pueblo, La Sarita, Los Mojarras. ¿Encontrarías ahí la línea de lo que se podría llamarse Rock Peruano?
J.A.: Sí, para calificar algo de auténtico tiene que tener valores o raíces en el lugar donde se da. La corriente de lo que vendría a ser el Rock Peruano viene de los años 70, dos o tres grupos que hacían fusión: El Polen, Traffic Sound, Telegraph Avenue… estos dos últimos tocaban en inglés pero le metían algunas cosas de ritmos andinos.
J.M.: ¿Cómo empezaste tú en esto de la música?
J.A.: Yo vengo de los años 70, hemos estudiado juntos desde el colegio con gente de Los Yorks. Estábamos en la banda de música con Walter de Paz, primera guitarra de Los Yorks y el negro Pablo Luna, que vivía en el Rímac primero y después se fue a Ancón. Una amistad de años, paraba con ellos en las matinales, fiestas, reuniones. Estuve muy cerca de la movida del rock de esos años.
J.M.: ¿Y quienes eran tus referentes musicales en esa época?
J.A: Varios: The Kinks, unos grupos italianos, etc. Después vino la onda de los Beatles, la psicodelia, que siempre escuchábamos. Pero yo siempre pensaba cómo podíamos hacer una cosa más auténtica, más peruana. Tuvimos un grupo de rock con amigos del barrio, se llamaba La Tropa Loca y sus Zanahorias Verdes. Después a uno de ellos, Franco, lo llevé a Del Pueblo, era guitarrista y lo transformé en charanguista.
J.M.: ¿Y cómo conoces a Piero Bustos, vocalista de Del Pueblo?
J.A.: Del 79 para el 80. En esa época yo pertenecía a la juventud del Partido Comunista Patria Roja. Allí conocí primero a Richard Silva, a Enrique Ráez, el verdadero Ráez. Ese pata sí era compositor. Un extraordinario músico del Rímac, tío de Rafo Ráez, ha fallecido hace unos tres años en Brasil. Ha escrito obras de teatro, de música, etc.
J.M.: ¿Del Pueblo se forma como parte del aparato de Patria Roja?
J.A.: Claro. Todos los integrantes éramos miembros del Partido. En esa época Patria Roja era grande y los dirigentes siempre bajaban a las bases, barrios populares para hacer trabajo político y la idea era tener un grupo musical político partidario. Así nació Del Pueblo y no sé por qué Piero niega ese origen y cuenta como que todo empezó en Matute.
J.M.: ¿Será porque todos iban a ese barrio?
J.A.: Sólo Piero y Richard Silva. Yo iba a cachar nada más. Pero los ensayos eran en el local del Partido.
J.M.: Pero yo he escuchado las primeras canciones de Del Pueblo y no parecían obedecer a directivas partidarias…
J.A.: Es que en el grupo ha habido varias divisiones. La primera división fue entre Enrique Ráez y Richard Silva. Yo la razón se la doy a Ráez. Acordábamos tocar en un mitin tres temas de Ráez y tres temas internacionales. Y en el escenario Richard no respetaba los acuerdos y terminábamos tocando sólo un tema de Ráez. Arriba no podías discutir pero tocábamos con cólera. Entonces Ráez se quita y yo hablo con Piero y quedamos en que Ráez tenía la razón. Al final yo soy el único que se quita con Ráez y Piero se va con Richard.
J.M.: Pero han seguido tocando juntos ¿no?
J.A.: Es que después el grupo se distanció y en el Partido otra vez nos encontramos, un poco que se relajó la vaina, Richard me convocó, yo en esa época estudiaba en el Conservatorio, tenía ganas de tocar, terminé exámenes finales y me metí al grupo. En esa época llamaron también a Ángel Urdániga, ahora profesor del Colegio Salesianos, y también tuvo problemas con Richard y se salió.
J.M.: ¿Había una directiva del Partido sobre cómo debían ser la producción musical o eran totalmente libres?
J.A.: No, sólo tocábamos la Internacional y después huaynos como Flor de Retama. La única directiva era la de hacer un grupo que toque temas comprometidos.
J.M.: ¿Por qué se separan de Patria Roja?
J.A.: Después de ensayar en el local del Partido, nos dieron un local en Malambito con Moquegua. Yo era el responsable y tenía total libertad para hacer las cosas que tenían que ver con arte. Yo dirigía los talleres y tenía mucha ascendencia con los artistas y los amigos. Siempre hemos tenido libertad, no nos abrimos por divergencias ideológicas sino que el grupo empezó a tomar un poco más de vuelo pero nunca hemos dejado de tocar con ellos, pero ya no orgánicamente.
En mi caso fue porque les presenté un proyecto para hacer un gran centro cultural y destinaron el dinero a otra cosa. Quería hacer lo que todos los partidos hacen: tratar de aglutinar jóvenes e ir cogiendo a los mejores para que puedan integrarse al trabajo político. Yo les propuse algo como el Averno pero en grande, una empresa con equipos de grabación, cine, vídeo, etc. Había plata, me dieron una oficina en Miraflores, carro, todo, pero al momento de darnos el billete para el proyecto se echaron para atrás. No dejaron que las nuevas ideas tomen posición, eran mezquinos.
J.M.: ¿No volviste a militar en otra organización?
J.A.: No. Soy militante del Averno. ¿Cómo voy a militar en dos sitios?
J.M.: ¿Cómo empezó esto del Averno?
J.A.: Con Del Pueblo siempre hemos sido censurados, toda la vida. Cuando recién salió La Noche en los 80, fui a hablar con Manuel Luna, en esa época tocábamos “Coche bomba”, “La rebelión se justifica”, “Aplastados por el tiempo”, etc. Manuel nos dijo: “Esas canciones no, toquen Escalera al Infierno”. Yo me asé y desde ahí nunca he tocado en La Noche, en cambio Piero sí tocó allí. La gente ya sabe que cuando yo tomo una decisión la tomo.
Nos han censurado en varios otros sitios: en las radios, etc. Entonces pensaba en tener un lugar donde los jóvenes puedan venir y mostrar sus trabajos, decir lo que sienten, tener voz. En el 97 alquilamos esto, en el 98 empezó a funcionar hasta ahora, que ya son ocho años. Aquí todos los que han querido tocar han tocado, por aquí han pasado la mayor cantidad de grupos: los que han aparecido, los que han desaparecido, los que ahora son famosos, los que no. Y así en Pintura, teatro, etc.
J.M.: ¿Y el trabajo del Averno con la comunidad cómo lo ves?
J.A.: Es difícil porque lo que prima es la ignorancia de la gente. Hay mucha gente que lo bueno lo ve malo y lo malo lo ve bueno. Ellos prefieren que haya ladrones, drogadictos, prostitutas ha que haya un centro cultural. Otros sí prefieren un centro cultural y erradicar la prostitución, la drogadicción, etc. Siempre nos han respetado.
J.M.: Tú has participado en un montón de movidas históricas del rock peruano, una de esas fue Rock en Río Rímac. ¿Cómo sucedió?
J.A.: La cultura oficial siempre ha tenido apoyo pero la cultura subterránea no. En Brasil hicieron un concierto que se llamó Rock en Río, en el 84. Aquí hicimos uno nosotros: Rock en Río Rímac. Yo trabajaba en la Municipalidad del Rímac en esa época, cuando haces bien las cosas el Partido te destaca, fui a trabajar en cultura con Juan Villanueva que era alcalde y otros camaradas. Pero como los regidores eran de Izquierda Unida, a la hora de proponer y debatir en la Asamblea de Consejo, se oponían. Esos huevones creían que tocar guitarra eléctrica era imperialismo yanqui. No entendían y ahora cuando me ven me saludan, se acuerdan de Rock en Río Rímac.
Así hasta que lo aprobaron, convocamos, abrimos la puerta a todos los estilos: Narcosis, Leusemia, Guerrilla Urbana, César N, Miki González, Del Pueblo, Tercera Oficina, Kranium, Masacre, todos.
J.M.: Yo pensaba que durante los 80, entre los punks y los metaleros había una rivalidad fuerte.
J.A.: Ese era el problema. Yo les dije: “Aquí todos tenemos que aprender a soportarnos, entonces hemos decidido que tocan tres punks, tres rockandroll, tres metaleros. Todos pero de tres en tres”. En cambio ellos querían tocar por bloques: todo punk, después todo metal, etc. Queríamos una visión más integradora. Si querían tocaban, sino no, todos tocaron. Fue en la calle: en la esquina de Tarapacá con la Capilla. Gente como mierda. Un día entero y desde temprano. Terminó a balazos.
J.M.: ¿Cómo terminó a balazos?
J.A.: A las 12 de la noche había un montón de gente y llegaron dos carros de Land-Rovers con policías, seguro los vecinos se quejaron. Justo en ese momento estaba tocando Narcosis “Sucio Policía” y todo el concierto empezó a gritar “Sucio Policía, Sucio Policía” a los tombos. La canción duró como una hora, los tombos agarraron y empezaron a disparar al aire. El carro entró hasta casi el escenario y la gente se abrió. “Pelo parado” y todos salieron arrancados. A pesar de tener permiso de la Municipalidad los tombos se metieron. Lo agarraron a Rubén Suárez, lo llevaron al Servicio de Inteligencia. Yo me escondí como un mes.
J.M.: ¿En qué otras movidas así estuviste?
J.A.: En Rock – Acho también, se hizo en la Plaza de Acho. Dalmacia Ruiz Rosas le puso el nombre. Hicimos una cosa más profesional para que los grupos toquen con verdaderos equipos, con los que nunca en su puta vida habían tocado. Conseguimos dinero, yo conseguí la Plaza de Acho en un convenio con la Municipalidad, pero no podía estar metido en cuestiones de negocio por mi cargo. Entonces le dije a Franklin Jáuregui: “Tú te vas a poner allí compadre pero esto lo estamos haciendo la gente del Partido, así que mitad para el partido, mitad para la gente que ha chambeado”. “Ya” dijo. A mí me saca pica que después, en su revista Esquina saque: “A 20 años de Rock- Acho” como si él lo hubiera hecho. Después vino el Gobierno Municipal del APRA y todo se fue a la mierda, esos son salvajes, no creen en nada. Igual mandaron a la mierda lo de la Carpa Teatro.
El APRA era una mierda, tenían el ejército y el comando Rodrigo Franco. Yo en esa época hacía trabajo político. Yo no sé cómo no nos han matado, Piero dice lo mismo porque hemos sido frontales. Han metido preso a la mayoría de nuestros amigos, a mi casa se han metido, me han detenido, hemos tenido que ayudar a gente, etc.
Una vez en un concierto en la Concha Acústica del Campo de Marte nos rodearon los militares, entraron y nosotros estábamos tocando. Nos juntamos como una bola y salimos todos juntos, nos apuntaban mientras caminábamos como bola hasta la puerta, salimos hasta que llegamos a la esquina y volamos.
En el Rímac también hacíamos teatro en las calles. En los 80 existía el Motín, se presentaban más de 100 grupos de aquí de Lima. Con Barrantes, una vez al mes se cerraba La Colmena y toditito era arte y teatro. Yo era parte del equipo de chamba, por eso me dieron un quiosco aquí en la primera cuadra de Quilca.
En esa época hacía conciertos en la calle. Mira lo que dice esta agenda de 1988: “Viernes 18 de Noviembre: primera salida a tocar en la calle con equipo eléctrico, percusión. Piero, Jorge, Toño1, Toño2. Poesía: Roger Santibáñez y Dalmacia Ruiz Rosas. Quilca 6 pm. Tocada histórica por ser callejera con el apoyo de la pollería Don Alejandro y Gato Nuevo, dándonos corriente”. Después el huevonazo de Paco en el libro de Daniel F dice que él descubrió Quilca.
Hay una mancha en la que está Daniel F., Malca, Pedro Cornejo, Willy Jiménez. Toda esa mancha trata de ocultar todo lo que la gente que hace fusión hemos hecho. Desde la época del 81 que aparecieron las dos vertientes: la del rock-punk y la de la fusión. Pedro Cornejo nunca ha nombrado al Averno. A Del Pueblo lo nombra no como una corriente sino como un grupo más. No habla de la proyección histórica en cuanto a la identidad, ahí pierden. Entonces Rafo Ráez habla bien de Pedro Cornejo, Pedro Cornejo habla bien de Daniel F., Daniel F habla bien los otros dos, los tres hablan bien de Oscar Malca y Oscar Malca habla bien de todos ellos.
J.M.: ¿Siempre te interesó hacer fusión?
J.A.: Primero hice rock, pero para hacer fusión hay que hacer antes música totalmente nativa y nos metimos a hacer sicuri, ayarachi, etc. Hatarisun se llamaba el grupo, esto es antes de Del Pueblo. Por eso Piero miente cuando dice que a él se le ocurrió hacer fusión, estas agendas son la prueba de que yo propuse hacer fusión pues anteriormente ya lo estaba haciendo con Franco, el charanguista que yo llevé al grupo Del Pueblo. Yo ya estaba aburrido de hacer folclore y huayno. Richard Silva y Piero nunca dicen eso. Yo llevé al primer bajista y al primer baterista al grupo.
Mira aquí en esta otra agenda: “Le sugerí a Franco hacer un arreglo a la canción de Kallamachu, en la segunda parte que experimentara un punteo que esté fuera de la melodía pero que tenga que ver con el trabajo armónico y sin perder el sentido de folclore. El acompañamiento iba a ser igual con el mismo golpe y compás, solamente que con la guitarra tenía que improvisar. Eso que íbamos a hacer representaba un avance y a la vez una nueva forma de interpretar el folclore, es decir, tratar de hacer nuestro propio folclore según nuestra época y el siglo en que vivimos y de esa forma crear una nueva canción”.
Estaba planteando meterle pastilla al charango, cosa que era un pecado. En la Cabaña tocamos sicuris con batería. Por mi madre, no te miento. Con Del Pueblo yo mismo llevé el charango a ponerle pastilla donde el negro Rigo, nadie usaba esa vaina. ¿Tu crees que después de hacer eso no voy a proponer a Del Pueblo hacer fusión? Y Piero no dice eso, no reconoce lo que he propuesto, pero en su conciencia le debe remorder todo.
Pero yo siempre tengo aquí estos cuadernos, apunto porque nada me cuesta comprar un cuaderno y apunto como si fuera un acta. No es una vaina intelectual, apunto no más: “me reuní con Miyagui, hablé tal cosa, nos reímos, etc.” Cuando yo escribí todo esto no sabía que iba a existir Del Pueblo.
J.M.: Pero tú sigues tocando con Piero…
J.A.: Es que es mi mujer pues.
J.M.: ¿Cómo ves el futuro de la escena subterránea?
J.A.: No pasa nada, no hay esencia. Si aquí la mayoría es andina. Lo que predomina acá es la música tropical andina, acá la mayoría no es rock. Y cuando salen grupos como Gaitán Castro, esos nos tienen como referentes a nosotros, ellos nunca usaron teclados, batería, bajo eléctrico. Nosotros fuimos los primeros, somos los Sex Pistols de esos huevones.
J.M.: ¿Y Kilowatt?
J.A.: De mi barrio es, vivíamos a tres cuadras. Tocaba rockandroll con su grupo Kola Rock. En esos años había buenos grupos, todos tocaban parejo. El tema era la actitud, no la virtuosidad. El punk lo que niega es el virtuosismo. En los 70 grupos como Pink Floyd, Led Zeppelín, etc. Tenías que ser músico para tocar allí y los punks nacen negando todo eso, qué virtuosismo ni nada, la vaina es la actitud. No sabes tocar guitarra, no importa, toma y agarra. No sabes tocar batería, no importa, toma y agarra. Toca no más compadre y a la mierda. Lo que valía de los grupos era la autenticidad y la extracción de clase y también lo que decían. O sea Eutanasia era muy diferente a G-3. Unos tenían los mejores equipos, otros unas huevadas todo hasta las huevas.
J.M.: ¿Cómo fue la relación entre la música y la política en la movida subterránea?
J.A.: Lo que más primó fue la anarquía y los anarquistas siempre han estado en contra de todo y de lo que era organización política. Renegaban de los políticos, el congreso, todo. No construían ninguna opción orgánica ni siquiera musical porque todo era actitud. Pero en la vida no todo puede ser actitud por eso no crecieron y hasta ahora están divididos.
La otra vez me crucé con José Galicio de GJ-Records y me dijo: “negro, el rock nacional ya se fue a la mierda, voy a vender todas mis cosas”. Dice que todo ha comercializado y cuando el comercio se apodera de la situación se va a la mierda. Cuanto tienes cuanto vales, cuando trabajas por el billete ya es otra cosa.
J.M.: ¿Por qué crees que se da ésta crisis?
J.A.: Es que estas últimas generaciones no creen en nada. Por ejemplo los jóvenes tienen razón en no creer en la Iglesia, curas que paran cachando, cosa que no es malo pero lo que si es malo es la hipocresía; después la policía corrupta, los poderes del Estado son corruptos, no hay nada y los jóvenes no creen en nada. Los que están vinculados a la creación artística de alguna manera están influenciados por el entorno donde viven. Son dos generaciones incrédulas. Imagínate: tener otra vez un presidente ladrón.
J.M.: ¿Cómo has vivido los procesos de politización y despolitización de los sentidos de vida durante los 80 y los 90?
J.A.: He sentido un regreso de los jóvenes a creer en la política, en algo. Gente que conozco chibolos han estado apoyando a Humala.
J.M.: Pero eso reduce lo político a lo electoral. ¿Están construyendo alguna propuesta orgánica?
J.A.: No, pero se empieza cuando recobras la esperanza en algo. Hay gente que está hasta las huevas y cree en dios. Para mí dios no existe ni tampoco te va a solucionar nada, pero a partir de la creencia en dios hay mucha gente que ha mejorado. Ellos creen que dios les ha hecho cambiar pero son ellos mismos los que han cambiado, han recuperado valores, chambean. A no creer en nada yo creo que es mejor creer.
J.M.: ¿Qué proyectos tienes ahora?
J.A.: Como he estado trabajando como 5 años en Brisas del Titicaca he aprendido a tocar muchos instrumentos de viento, música de las comunidades, etc. Quiero hacer música electrónica contemporánea conservando la línea melódica tradicional. Es al revés de lo que planteaba hace años que era cambiar la línea melódica conservando la base. Eso lo puedo hacer solo porque en la computadora lo hago todo.
J.M.: ¿Qué te parece la fusión que hace Miki González entre la música nativa y la electrónica?
J.A.: No pasa nada. Esa vaina va a sustentar lo que siempre he dicho: Miki González nunca ha hecho nada. Los sicuris que salieron en su concierto tocan conmigo. A esa melodía tradicional el pata le ha puesto sonidos raros encima, lo mismo hace con los Ballumbrosio, etc. Donde va la ola ahí esta él, siempre ha hecho así.
Mi pata que es hincha de la música africana me enseñó un cd y todo era igualito a lo que hacía en la época de Akundún. Cuando yo me metí a hacer fusión estuve 8 años tocando sicuris, tuntunas, etc. Es distinto de traer a los que tocan, hacerlos tocar y encima meterle cualquier cosa.
J.M.: Mi padre tiene un LP de “Del Pueblo del barrio”, le doy la vuelta y no están entre los músicos ni tú ni Piero…
J.A.: Karen Bernedo está haciendo la historia del grupo. El otro día vino y estábamos Piero y yo. Karen nos hizo la misma pregunta y le dije a Piero: “Habla pues, ¿lo expulsamos a Richard Silva del grupo o no?” Porque siempre habla cosas que no son. Y Piero tuvo que aceptar que sí lo expulsamos porque Richard siempre quería ser el director y nosotros no aceptábamos eso. Después Richard comenzó a vender el cuento de que había división en el grupo, como si el fuese la mitad del grupo. Pero ahora Piero ya ha dicho la verdad y está grabado, porque antes siempre se hacía el huevón.
Nosotros sacamos a Richard en Asamblea, porque éramos gente de izquierda y todo lo decidíamos democráticamente. Entonces Richard Silva se fue y buscamos otro charanguista. Al mes vino “Chupete de leche” Alfredo Rossel y nos dice: “Oye, Richard Silva está grabando los temas del grupo Del Pueblo con los músicos de Miki González, que le ha prestado a los músicos.” Y efectivamente Silva había grabado temas de nosotros, del Polen, de Arturo Ruiz del Pozo. No solo nos cagó a nosotros sino a varios. Orgullo Aymara es del Polen, lo iban a sacar y sin decirle nada al Polen, Silva lo grabó. Gregorio es de Arturo Ruiz del Pozo y lo hizo para la película Gregorio, sin decirle nada grabó e hizo su LP. Piero juró nunca más tocar con ese huevón por desleal, después cuando vino Silva de Europa, después de 10 años, volvió a tocar con él. Piero es traidor.
Cuando nosotros fuimos a la Apdayc a reclamar nos dijeron: “¿qué más quieren?”. Esto porque la empresa disquera CBS les rompe la mano a esos huevones. Esa es la entidad que defiende los derechos del autor y el compositor: tú vas a reclamar por algo que han grabado sin consentimiento y te dicen “¿qué más quieres? Vas a ser conocido”. Esos conchasumadres son así, una cagada. Toda la vida han sido una mafia: robar, cobrar y no pagar a los autores.
J.M.: ¿Y Saycope?
Es la contraparte, la gente son más camaradas, gente de izquierda. Ahí está Manuel Acosta Ojeda. El Apra le quitó el Poder y se lo dio a los otros huevones.
J,M.: ¿Cómo defines tú la relación arte y política?
J.A.: Cuando el arte tiene contenido es político. Desde que agarras un instrumento como la quena o la zampoña que a pesar de los 500 años, se sigue tocando es porque es un instrumento de resistencia. Los españoles cuánto hubieran querido que desaparezcan pero no han podido. Desde que tú agarras ese instrumento ya eres un subversivo. Claro que hay forma y contenido. Depende del “para qué”. No vas a comparar un tema de nosotros con uno de Miki González. De repente él puede tener mejor técnica pero en lo que uno dice y hace, la propuesta es totalmente diferente. Todo lo que es folclore no es revolucionario, hay temas reaccionarios.
J.M.: Tus palabras finales…
J.A.: El proyecto del futuro tiene que ser colectivo, manejar la reciprocidad, el intercambio. Rescatar lo mejor que nos han dejado nuestros antepasados: aquí no existía la moneda, las casas no tenían puertas. Los españoles han traído las puertas conchasumadres para esconder todo lo que se robaban. Imagínate esa moral elevada, el respeto a la tierra. Ahora los jóvenes no respetan a la tierra, la que nos da el combo.